Juana la ... ¿ loca ?

Hija de los Reyes católicos, esposa de Felipe el Hermoso y madre del Emperador Carlos, Juana fue centro, desde su reclusión en Tordesillas, de todo tipo de avatares y conspiraciones políticas.
¿ Trastornos psicológicos o “ locura de amor “ ? , el cine y la literatura han rescatado esta segunda corriente de opinión, retratando un enorme sufrimiento que derivó en locura, una locura de amor.
Bien es cierto que sus contemporáneos la retrataban como una chiquilla “ que se abstrae fácilmente “,y que vivió su particular “ cuento de hadas “ al concertarse su matrimonio, mediante una hábil decisión política de los Reyes católicos, con Felipe, heredero del Imperio, rubio de ojos azules, algo más bajo de estatura que ella y un año mayor. Ambos se casaron a toda prisa y se escaparon dos días y dos noches, viviendo su particular luna de miel. La aceptación por parte de Juana de “ las maneras “ de Flandes, motivó la preocupación de Isabel, que empezó a verla más como una emperatriz que como una embajadora de Castilla, al tiempo que crecía su recelo hacia Felipe, al cual no podía tener en consideración “ ni como hombre, ni como marido, ni como gobernante “, debido al carácter intrigante del mismo y sus escarceos y desplantes hacia su hija, cada vez más abandonada y menos atendida por su marido según los más allegados.
El nacimiento del cuarto hijo de la pareja supuso una oportunidad política para los Reyes católicos de tener cerca a su hija, al obligarla a educar a su hijo en Castilla, lo que motivó la separación temporal con su marido, que se volvió alegremente a Flandes, algo cansado de determinadas reacciones de su mujer. Alojada en el castillo de la Mota, llegó a permanecer un día entero de Noviembre de 1503 descalza a la intemperie al pie de la verja, para que la dejasen salir para ir a ver a su marido, llegando a insultar a su madre. Juana se dirigió a Flandes, donde protagonizó un episodio en el cual quiso herir, celosa por los escarceos de su marido, la cara de una mujer con unas tijeras. Su corazón se desgarró cuando, en 1506, muere su marido, el mismo que quiso presentarla ante parte de la nobleza castellana como loca para quitarle el trono, debido a unas fiebres al parecer provocadas por la ingesta de agua fría tras un partido de pelota. Muerta también su madre, y los herederos, Juana se encontraba al frente de un conjunto de reinos en creciente expansión, y mirada de cerca por su padre primero, y el Cardenal Cisneros después.
Muchos fueron los que por motivos políticos, oportunismo o mera observación creyeron ver en Juana una incapacidad mental, debido a repetidos episodios de histerismo y falta de higiene. Pasear durante meses el féretro de su marido, en una peregrinación nocturna con antorchas, fue el último episodio que su padre Fernando tomó en consideración para recluirla definitivamente en Tordesillas donde permaneció 46 años. Todavía le quedaría por conocer la elección imperial de su hijo y la revuelta de las comunidades contra el mismo. Alternaba periodos de lucidez con extrañas manías, como la de dormir vestida o no separarse del cuello la llave del ataúd . Conoció la felicidad, pero también el sufrimiento, como hija, como esposa y como madre antes de morir a los 76 años, con un sambenito que ha llegado a nuestros días.

¿ Pudo todo ese dolor motivar episodios temporales de locura ? ; ¿ o utilizaron el comprensible abatimiento psicológico para achacar una locura que la alejara del trono ?.